Antes del lanzamiento de sus primeras zapatillas personales, las PG1, la estrella de Indiana analiza cómo cambió su actitud al llegar al equipo y cómo se transformó en uno de los mejores jugadores de la liga en ambos lados de la cancha.
Me gusta llevar la iniciativa en la cancha. El temor a que el mejor jugador contrario pueda hacer un gran partido contra nosotros me motiva para defenderlo.
Para rendir de verdad necesito tener presión, y para meterme de lleno en el partido debo ser capaz de detener al contrario.
En mi carrera nunca he destacado en defensa. En el instituto era un mal defensor y en la universidad defendíamos en zona. Pero cuando llegué a la liga, me di cuenta de que si no aprendía a defender no iba a disponer de demasiados minutos. No teníamos ningún defensor enérgico en el equipo y pensé que quizás podría destacar en este aspecto. En mi primer año, de repente me encontré defendiendo al MVP de la liga durante los playoffs. Así que, cuando empezó la segunda temporada, pensé que si había podido defender a jugadores como ese no iba a tener ningún problema.
Recuerdo una cita de Kobe: “Algunos jugadores hacen que parezcas estúpido. Forma parte del juego”. Siempre me ha gustado esa idea. Me motiva defender para conseguir que el contrario parezca estúpido.
Los que más me motivan son los bases bajitos de movimientos impredecibles, los más veloces y rápidos que intentan anotar desde la esquina. Así es como aprendí a mantener un equilibrio entre distancia y rapidez. Se trata de estar lo bastante cerca como para que no puedan tener una buena perspectiva del juego, pero lo bastante lejos como para que no puedan driblarme ni crear una separación.
Las Nike PG1 están diseñadas para el juego en ambos lados de la cancha de George.
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